que puede buscarte en cada noche
y saludarte a través del silencio,
tan callada e insospechablemente
que tal vez cuenta ni te has dado.
Solo sé que quiero ser el rayo lunar
que entre por tu ventana a saludar,
a dejar una sonrisa no fingida,
una esperanza en lugar de un lamento
y cambiar las veces de tristeza
por el deseo vehemente de olvidar
el frio, la soledad y el sueño sin objetivo
por una fe inmensa en que cabe en lo existente,
en lo real y puramente divino que
define toda una vida en ti plasmada.
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